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UTOPIA y los cuidados

UTOPIA es el proyecto gubernamental.


Era una de semana laboral. Saliendo de una cafetería en la calle de Obrero Mundial encontré la convocatoria para la asamblea vecinal. Estaba escrita a mano en una cartulina con plumones deslavados por las lluvias. Invitaba a toda persona interesada en la “Utopía que se construirá en el Centro SCOP” a asistir al parque de la colonia Postal. La invitación corría a cargo de la Dirección General de Participación Ciudadana del Gobierno de la Ciudad de México.


A las 4 de la tarde, hora de la cita en el parque, 20 personas con chalecos color guinda acomodaban sillas plegables en el punto de reunión para presentar el proyecto de la Utopía del Centro SCOP.


El Centro SCOP albergó, primero a la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas del país. Después paso a ser Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Se construyó en una época en la que el gobierno necesitaba desarrollar símbolos de identidad nacional a través de la arquitectura funcionalista. El complejo de oficinas quedó dañado en los sismos de 1985. En el año 2017 los daños fueron irreparables por el sismo del 19 de septiembre. Aunque el conjunto siempre ha tenido un destino que gira y da vueltas, en el 2019 el gobierno de la Ciudad de México alentó un debate público sobre el uso del espacio y la preservación de los murales de Juan O’Gorman, José Chávez Morado y Francisco Zúñiga. En los primeros meses del 2024 el centro SCOP se convirtió en emblema de campañas tanto por la alcaldía Benito Juárez, como por la Jefatura de Gobierno.

Ya terminaron las campañas y las promesas de siempre. 

Una promesa trata sobre el centro SCOP y, en la asamblea ciudadana que organizó el gobierno de la Ciudad de México, se da por hecho que en el predio en donde hay una cerca de lámina y puestos de tacos alrededor de los murales, se construirá una UTOPIA (Unidades de Transformación y Organización para la Inclusión y la Armonía Social). Una de estas unidades será parte del paisaje urbano de Eje 4 Sur y Eje Central. Si esto será armónico o no, está por verse, ya que toda modificación del territorio y los usos sociales del espacio público siempre implican conflictos, tensiones y distensiones.


Mientras la memoria del centro SCOP pasa por mi cabeza, las 20 personas que organizan la asamblea en la colonia Postal, terminan de colocar las sillas en el centro del parque, en la plancha de concreto que hace de auditorio al aire libre. Como la lluvia amenaza con ahuyentar a las escasa audiencia, colocan un toldo de plástico, pequeño pero suficiente para cubrir 20 sillas. Al lugar llegan alrededor de 25 personas (sin contar las 20 que forman parte del gobierno). La mayor parte de las asistentes somos mujeres, tenemos entre 40 y 70 años. Algunas han llegado con niños, niñas aprovechan el parque corriendo y jugando.


Tres personas con chalecos guinda portan una tabla para escribir y unos formatos. Se acerca una de ellas a mi y me pregunta si soy vecina de la colonia, si puedo registrarme en su lista de asistencia con mi nombre completo, mi CURP, mi domicilio particular, mi correo electrónico y un número telefónico de contacto. 10 minutos después otra joven se acerca a mi para preguntarme lo mismo. Al parecer, tener estos registros personales es una de las tareas más importantes para ellas, como para no dejar “escapar” a nadie de la inscripción. Son números que irán a alguna estadística para evaluación, para saber si ya tienen el apoyo necesario al proyecto que van a presentar o ¿será para algún tipo de propaganda posterior?


La lluvia se presenta discreta y nos invitan a ocupar las sillas debajo de la carpa. Alrededor de la mitad de las personas asistentes portan algunas insignias color guinda, parecidas a las que portan las y los trabajadores del gobierno. Gorras, paraguas, bolsos para el mandado, playeras, algunas llevan el nombre de algún político... quizá de alguien que estuvo en campaña hace algunos meses. En la primera fila están principalmente hombres adultos mayores y una mujer muy entusiasta que está lista para tener la primera participación en el micrófono “abierto a la ciudadanía” y que invita a sumarse al grupo a las personas que van cruzando el parque con indiferencia.


Otra mujer que parece liderear al grupo de personas trabajadoras del gobierno, toma el micrófono para prepararse a hablar. Detrás de ella, sus compañeros (hombres) juegan con el equipo de sonido, algunos se apartan para tomarnos fotos y dos de ellos están comprando chicharrones con salsa en un carrito de venta en el parque.

La reunión empieza. La líder del grupo de los chalecos guinda agradece la presencia vecinal y menciona que va a nombre de alguna licenciada, directora de alguna oficina de quien sabe qué cosa del gobierno, ya que la licenciada X no pudo asistir. Después le pasa el micrófono a otra mujer más joven, de alrededor de 20 años, estudiante de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, la Universidad que creó el Gobierno de López Obrador cuando fue Jefe de Gobierno. Ella también porta un chaleco guinda, y empieza a hablar sobre los “cambios importantes en la calidad de vida en Iztapalapa, principalmente en seguridad que logró la licenciada Clara Brugada como alcaldesa de Iztapalapa”, razón por la cual, dice la joven, “ganó la Jefatura de Gobierno” y por tanto, trae a la Alcaldía Benito Juárez su proyecto de la UTOPIA a lo que fue el centro SCOP.

En un tono parecido al de una profesora de la antigua escuela normalista, pregunta a la audiencia si saben qué son los cuidados. “¿Alguien ha oído hablar de los cuidados?” “¿Ustedes saben qué son los cuidados?”, vuelve a preguntar como si siguiera el guión de un manual para taller desde la escuela de Paulo Freire o desde la idea de “educación popular”, esa que nos dejó el CCH en su época más makarenka.

Un hombre de la primera fila responde, “sí, los cuidados son como por ejemplo, hacer de comer, limpiar la casa, cuidar a una persona enferma”. La joven estudiante le da la razón y hace la siguiente pregunta al grupo vecinal: “¿Ustedes saben que sin los cuidados no podríamos vivir? Porque todos necesitamos cuidados o ¿a poco cuando éramos bebés nos hacíamos de comer solos?”. Por eso se hicieron las utopías en Iztapalapa, para cuidar a las personas. Las utopías sirven para cuidar”. En seguida habla de la UTOPIA Ixtapalcalli y de la que está en un barco gigante “lo conocemos porque somos de Iztapalapa”. Habla repetidamente sobre Clara Brugada como promotora de estos proyectos y que “fueron hechos por arquitectos famosos premiados en el extranjero”.


Pasamos de esta exposición sobre la carrera política de la Jefa de Gobierno electa a la detección de necesidades de la colonia Postal, para lo cual, el grupo del gobierno de la Ciudad de México trae consigo dos mapas impresos para que las personas con plumones y crayolas marquen en ellos los puntos de su colonia en donde hay alguna problemática, hablen de lo que hace falta en su colonia y “se tome nota de ello”. A esto le llaman los funcionarios “hacer un mapa de diagnóstico participativo”. 

Las personas que se han quedado hasta este punto de la reunión, son escasas y, en su mayoría, adultas mayores que señalan en dónde hay banquetas rotas por las raíces de los arboles, en dónde han asaltado a comercios o en dónde se han metido a robar a las viviendas.



En el otro mapa está un trazo básico del perímetro del proyecto de la UTOPIA centro SCOP. Un arquitecto que está en el grupo gubernamental (sin chaleco guinda) responde las preguntas sobre lo que se piensa construir. Habla de que no se sabe aún si será un proyecto conjunto entre el Gobierno de la licenciada Clara Brugada y la SEDATU. No menciona a Edna Vega Rangel, titular de esa dependencia. También señala que se harán modificaciones al uso de suelo para garantizar la sustentabilidad y que no faltará agua. Esto último no atrapa la atención de los asistentes. Le pregunto cuáles serán las colonias impactadas o beneficiadas por el proyecto. 

Las preguntas están centradas en si habrá tinas de hidromasaje y alberca como en Iztapalapa. Las personas miran detenidamente el mapa y preguntan en dónde se ubicará la alberca. Es el tema que más interés despierta en esta mesa.

Ya ha transcurrido una hora y en la dinámica de las preguntas, una concejala en Benito Juárez de afiliación morenista llega acompañada de otras personas. Estas avisan que ella es la concejala, los asistentes no la reconocen. Solo la persona de la primera fila de sillas plegables se acerca, le da un informe breve de cómo ha transcurrido la reunión. Las acompañantes de la concejala le toman algunas fotografías. Se aparta para hablar con otras personas que no estaban al inicio de la reunión. Es el ritual de quien se dedica a la operación política en la ciudad más que a fomentar autonomía.

La lluvia amenazó con caer pero se quedó solo en promesa. Yo me alejé de la reunión pensando en otras promesas hechas sobre mapas en donde marcamos expectativas y también nuestros propios descuidos vecinales. 

Construir cada UTOPIA costará 100 millones de pesos, su mantenimiento anual quién sabe. Nadie lo preguntó.

El parque de la colonia Postal se ve así, entre promesas sin fondos y problemas vecinales. Hay pocas personas visitantes a esa hora en la que empieza a obscurecer. Pensé en el parque de mi colonia, a esa misma hora estará lleno de paseantes, niños, perros, deportistas, vendedores de esquites y comensales de los cafés aledaños.

Allá, nuestra pequeña pelea ha sido por la aplicación responsable y vigilada de pocos recursos del presupuesto participativo para NUESTRO parque. Pienso que cada UTOPIA costará, nada más en su construcción, el equivalente a la aplicación de 90 presupuestos participativos anuales diseñados e impulsados por vecinos y vecinas.

Me alejo del parque de la Postal y camino hacia el Metrobús. Ya quiero llegar a casa. Quiero atravesar el parque de mi colonia como la mayoría de las noches en las que regreso cansada y me reanima encontrarme en ese espacio abierto, lleno de vida y pulso vecinal. Supongo que esa es mi idea personal de la utopía, esa que sirve para caminar.


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