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Lo que no publicó The Guardian sobre las UTOPIA de Clara Brugada.

El siguiente texto lo escribí a finales del año pasado recuperando algunas notas de voz que le envié al reportero británico de The Guardian, @LukeStTaylor en X, quien me contactó porque leyó algo que escribí sobre la ciudad de cuidados y las UTOPIA del gobierno de Clara Brugada. (Ver en: UTOPIA y los cuidados

https://utopiayciudad.blogspot.com/2024/09/utopia-y-los-cuidados.html)



De acuerdo a lo que me comentó Luke Taylor, le interesaba un punto de vista local y crítico de las UTOPIA, en contraste a la versión gubernamental que presenta a estos centros comunitarios como “infraestructura y servicios de cuidados”.  En el territorio Iztapalapa, las UTOPIA son versiones renovadas del modelo de atención comunitaria en instalaciones diseñadas por equipos de arquitectos bien acoplados a las dinámicas del desarrollo inmobiliario de las empresas privadas y de la academia simpatizante de MORENA, la cual tuvo un papel importante en el Movimiento Urbano Popular de aquella zona de la CDMX. Sin duda, han sido bien aceptadas entre un segmento especifico de población que busca recibir beneficios de los programas sociales de tipo asistencial y que ha respaldado a las familias políticas que han gobernado Iztapalapa durante 27 años. 


Le agradezco a Luke Taylor su interés por lo que escribo de manera crítica, aunque implicó para mi hacer un espacio en mi triple jornada laboral para enviarle notas que nunca utilizó The Guardian. Esa es la realidad de personas que cuidamos. Después vi en la cuenta de X de Clara Brugada que agradecía el “reportaje” que The Guardian publicó con el apoyo de @BloombergDotOrg  sobre el reconocimiento internacional de las UTOPIA. Y por su supuesto, dicho reportaje solo habla de su lado amable, caritativo y de su aceptación entre sus personas usuarias:



https://x.com/clarabrugadam/status/1872813909888917934?s=61



En lo personal este hecho es poco significativo. Entrevistas vienen y van. En mi experiencia, durante los años de pandemia y de la post-verdad, reporteros y reporteras se acercaron para formularme preguntas sobre la ciudad de cuidados o de la ciudad desde la perspectiva de género, sin publicar nada. Debido al comportamiento del mercado laboral de la comunicación, aquello que pueda hacer eco en redes sociales y que derive en discusiones polarizantes es relevante. Los abordajes críticos son marginales y la construcción de una narrativa hegemónica patrocinada por los gobiernos ya es lo común.


El hecho significativo y curioso es que Bloomberg Philanthropies y la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México tengan un acercamiento para impulsar reportajes que enfatizan las bondades asistencialistas de las UTOPIA después de que la academia cercana a la Jefa de Gobierno del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM y de la UAM Iztapalapa (Alma Mater de la funcionaria), promovieron la idea de la sostenibilidad financiera y operativa de estos centros comunitarios exclusivamente con subsidios porque es el “Urbanismo Social” que toda la CDMX necesita para transitar a una ciudad cuidadora y porque las personas también necesitamos aprender “a vivir con grietas” (sic). Esto ocurrió en unas charlas de café el 22 de agosto del 2024 con la participación de Patricia Ramírez Kuri, Mayra Domínguez, María Ímaz y Victor Delgadillo.

 

Las notas que le envié al reportero Taylor sobre las UTOPIA estaban encaminadas  a abrir una reflexión sobre las implicaciones ambientales, políticas y sociales al desarrollar 100 unidades como las que hay en Iztapalapa en un periodo de 6 años en todas las alcaldías de la CDMX. Creo que es necesario pensar qué hay alrededor de esta meta descomunal más allá de los testimonios que el gobierno de la CDMX selecciona para modelar el carisma a lo Weberiano de Clara Brugada usando la palanca de la prensa extranjera. 


Construir o adaptar espacios que ya están construidos tiene impactos y externalidades negativas que es necesario enunciar. El primer problema que veo en la meta de 100 UTOPIA en todas las alcaldías es que las adaptaciones para poner un centro de esta magnitud implica desplazar a grupos que se organizan para desarrollar actividades recreativas y culturales a otros lugares, o bien, que estos tendrán que aceptar condiciones del partido político hegemónico para quedarse en las instalaciones modificadas bajo las reglas estatales. Esto significa romper los lazos de cuidado comunitario que se formaron de manera local, confrontación entre el gobierno y grupos que negociarán los espacios hasta cederlos para dar paso a una imposición gubernamental. En estos procesos de confrontación-negociación, las alcaldías juegan un papel limitado y el deterioro de sus propios centros comunitarios, más cercanos a las necesidades específicas de las colonias, será un problema más resolver con pocos recursos financieros, en su mayoría autogenerados.  


El segundo tema para reflexionar es el impacto ambiental de construir centros de servicios de este tipo sin estudios técnicos sobre la factibilidad de agua, de suelo, de recarga acuífera, de protección y ampliación de áreas verdes. Por otro lado, sin instituciones que en años pasados garantizaban el derecho a saber, es más probable que ocurran actos discrecionales en los cambios de uso de suelo, en la asignación de contratos de obras públicas, en las medidas de mitigación ambiental y en los procesos de toma de decisiones que se supone deben ser colectivas entre gobierno y ciudadanía. En lugar de Unidades de Transformación, las UTOPIA pueden ser unidades de tranzas de todo tipo. 


El gobierno de la CDMX no ha brindado información sobre los impactos en movilidad de las UTOPIA. Es decir, si estos lugares serán accesibles y seguros para llegar a ellos a pie desde las colonias aledañas, si su construcción implicará el mejoramiento de la infraestructura peatonal, ciclista y del transporte público. Por cierto, el día 19 de diciembre del 2024 una niña de 5 años cayó de unas escaleras eléctricas que carecían de una barrera adecuada de protección en la estación Periférico Oriente del Metro CDMX, Línea 12. Ver en: Una niña cae de unas escaleras del Metro


La construcción de las UTOPIA no está planificada desde el mejoramiento basado en la movilidad de cuidados del Sistema Integrado de Transporte a pesar de que ha sido una prescripción académica y de organismos de cooperación internacional con los que Clara Brugada dice tener cercanía.  






El tercer problema que veo es la sostenibilidad financiera. ¿Podrá el gobierno capitalino ofrecer servicios culturales, recreativos y deportivos gratis y con calidad? ¿Cuáles serán las condiciones laborales de las personas que darán esos servicios? ¿Serán en el esquema de sub-contratación? ¿Qué significaría esto en un gobierno cuya bandera ha sido el cuidado como trabajo? de acuerdo al INEGI, en el 2024 la Ciudad de México estuvo entre las 5 ciudades con las tasas más altas de subocupación en el país, 11.1 %.


He propuesto en varios foros sobre planeación urbana que haya un esquema de inversión público-privada para la construcción y operación de las UTOPIA. Que no sean 100, pueden ser menos, pero ubicadas en sitios en donde haya demanda de personas usuarias con perfiles poblacionales identificados por sus necesidades como cuidadores, cuidadoras y como personas que requieren cuidados en distintas etapas de vida. Esto implica una fuerte capacidad de diálogo público y transparente con el sector privado, con la banca internacional y con la ciudadanía para desarrollar programas integrales de mejoramiento barrial, diferentes a los del siglo pasado. El año pasado también hablé en la UAM-Iztapalapa de las posibilidades financieras de las UTOPIA con los recursos que se recauden por derechos para construir proyectos corporativos a través de fondos especiales. 


A través de estos fondos (cuyo modelo existe todavía en ciudades norteamericanas) se podría financiar la proyección, la mitigación y la construcción de algunas UTOPIA bien situadas, cerca del transporte público o de los Centros de Transferencia Modal (CETRAM) con instrumentos certificados en transparencia y rendición de cuentas. No obstante, esto requiere una reforma extensiva de las disposiciones tributarias locales, una gestión pública profesional y acostumbrada a dar explicaciones de cuánto gasta, cómo decide gastar y en qué gasta nuestros recursos.  La ciudad de cuidados a la que aspiramos algunas personas está relacionada con nuevos modelos de recaudación que se ven lejanos todavía. 



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