Los cuidados están en todo lo que hacemos para vivir y morir
Cuando camino por la Ciudad de México observo y soy parte de conductas, formas de organizarse, prácticas y rutinas colectivas que tenemos las personas y que a simple vista podrían ser consideradas como “cuidados”. Una madre deja “encargada” a su hija de tres meses con unos vecinos para ir a vender comida en un puesto de tianguis. Un hombre va empujando en una silla de ruedas a otro hombre adulto mayor mientras conversa con él sobre futbol. Un trabajador de la construcción le enseña a otro cómo usar el equipo de protección en una obra. Mi vecina me cuenta que diario va a ver a sus nietos a la casa de su hija y se traslada diariamente de una alcaldía a otra manejando.¿Qué es lo que define los cuidados? ¿Cuidamos solamente de nuestra familia y, por lo tanto, los cuidados se realizan por los lazos familiares? Al referirnos a los cuidados, ¿hablamos solamente de un trabajo o es un compromiso cívico, ético, afectivo? Si se trata de un compromiso afectivo, ¿qué es lo que nos motiva a cuidar y qué entendemos por cuidar desde nuestros sentimientos?
Los cuidados parecen ser todo y abarcar toda nuestra vida. Son considerados como un trabajo, como una ética relacional comunitaria, como una forma de vida familiar, como un derecho, como actividades que sostienen a una comunidad a través de redes de apoyo y llegan a ser un problema público cuando las inequidades e injusticias limitan los derechos a la salud, a la educación, a la vivienda, al agua, a un ambiente saludable, a la recreación, entre otros.
Los cuidados pueden ser un trabajo no pagado sustentado en el amor o el afecto y por ello se cree que las mujeres los procuramos de manera “natural” al ser madres, esposas, abuelas, hijas. Y así, bajo esta creencia nace la primera injusticia de los cuidados: que estos recaigan principalmente en las mujeres, empezando en el hogar.
Entre más dependientes de los cuidados hay, las mujeres dedicamos más horas de trabajo dentro y fuera del hogar. En la Ciudad de México el número de personas que requieren cuidados es mayor en los hogares de las alcaldías Xochimilco, Tláhuac, Milpa Alta en las cuales el promedio de personas que requieren de cuidados por vivienda es de 5. También son estas alcaldías las de menor cobertura de servicios para la salud, la educación, la recreación y la atención de personas adultas mayores. Sobre el transporte que conecta a las colonias y barrios de estas alcaldías resalta el dominio de los microbuses, taxis y bicitaxis. La mayor parte de estos transportes opera de manera irregular e insegura para pasajeros y pasajeras vulnerables que requieren traslados en el espacio de lo cotidiano, bajo las asignaciones sociales de género.
Es importante decirlo: no vivimos y sobrevivimos sin que alguien haya cuidado de nosotros y eso nos pone en una doble posición; como personas cuidadoras y como cuidadores en todas las etapas de nuestra vida.
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