Los foros institucionales de México, en donde se habla de la "Sociedad del Cuidado", resulta difícil evitar verlos como una caja cerrada en la cual se establece un monólogo del gobierno federal. Porque fuera de esa caja, el contraste es abrumador para quienes somos personas cuidadoras con conciencia de sí y para sí, es decir, con conciencia de que somos cuidadoras y de que creamos valor social y económico. En nuestro país, la creciente deserción escolar de la población adolescente, la calificación que las infancias dan a las escuelas como espacios “no seguros”, así como la ineficacia del sistema público de salud colapsado por la demanda de cobertura y calidad, hacen que escuche con escepticismo las palabras de las personas servidoras públicas cuando hablan de la “sociedad del cuidado” sin darnos ejemplos concretos de buenas prácticas con impacto evidente desde sus facultades y funciones. No encuentro integración de las necesidades del cuidado para los hogares más pobres y ...
En este día internacional del cuidado, establecido por la ONU hace tres años, quise escribir sobre un tema esperanzador entre el abandono de las instituciones públicas en México. Por eso dirijo la mirada hacia los sistemas de cuidados locales con logros concretos y ventajas de cercanía con las poblaciones. Estos sistemas se basan en alianzas formales entre gobiernos municipales o alcaldías, comunidades, instituciones privadas, empresas y organizaciones de la sociedad civil. Los casos de éxito están en Latinoamérica en países como República Dominicana, “Comunidades de Cuidado”; Costa Rica, “Cuidados de Larga Duración”; Uruguay, “Sistema Integrado”; Colombia “Distritos del Cuidado” y Brasil con ”Ver-o-cuidado”. Las municipalidades o distritos de ciudades latinoamericanas en estos países han apostado por los modelos colaborativos de inversión público-privada, acompañamiento para la capacitación de personal de servicios públicos de cuidados por parte de organizaciones so...